EL DOMINIO DE LA PASION


En esta época disoluta y corrompida, no se consideran estas cosas. Los deseos sensuales dominan, y no se someten, aunque el resultado de su dominio sea la debilidad, la miseria y la muerte. Las mujeres se ven obligadas a una vida de dificultades, dolores y sufrimientos, a causa de los deseos irrefrenables de los hombres que llevan el nombre de esposos, pero que con más justicia podrían llamarse brutos. Las madres llevan una existencia miserable, cargando casi todo el tiempo un niño en los brazos y arreglándose como pueden para que todos tengan pan y ropa. El mundo está lleno de esta miseria acumulada.

Hay poco amor verdadero, genuino y devoto. Es muy rara esta preciosa virtud. Se llama amor a la pasión. Más de una mujer ha visto ultrajada su delicada y tierna sensibilidad porque la relación del matrimonio permitió al que ella llamaba esposo, que la tratase brutalmente. Descubrió que su amor era de tan baja calidad, que la ofendía.


LA NECESIDAD DEL DOMINIO PROPIO


Muchas familias viven en un desgraciado estado, porque el esposo y padre permite que la parte animal de su naturaleza predomine sobre la intelectual y moral. Como resultado se experimenta una sensación de languidez y depresión, pero rara vez se adivina que la causa sea el resultado de su conducta indebida. Tenemos para con Dios solemnes obligaciones de mantener el espíritu puro y el cuerpo sano para que podamos ser un beneficio para la humanidad y prestar a Dios un servicio perfecto (Testimonies, tomo 2, págs. 380, 381). 461