LA  JOYA DE TODOS LOS TIEMPOS


La Biblia es sin ningún género de dudas, uno de los más ricos tesoros de la literatura universal de todos los tiempos. Nadie minimamente informado podría negar la evidencia del gran tesoro cultural encerrado en esta colección de antiguos escritos judeos-cristianos, que alternan la narrativa histórica con los códigos legales, las normas de conducta con la delicada belleza de la lírica hebrea,los discursos didácticos o morales con la interpretación de sueños y visiones.

Sin embargo, el valor principal de la Biblia no consiste en razones estéticas ni en motivo alguno de índole cultural, sino en su contenido esencialmente religioso, que hace de ella el libro sagrado por excelencia, tanto para el pueblo de Israel en particular como para el mundo cristiano en general. Porque todo en la Biblia está ordenado a revelar que Dios es autor de la vida y de cuanto existe, no es un ser inaccesible,oculto en la hondura de su divinidad y ajeno a los problemáticos planteamientos de la historia del ser humano, sino un Padre amoroso y perdonador, que se acerca a las personas para liberarlas de sus  faltas y errores.

La fe cristiana, de modo unanime, expresa su convicción respecto al valor y la vigencia permanentes de la Biblia con declaraciones afirmativas como la siguiente :

2 Pedro. 1: 19-21

"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual haceis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en un lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecia fue traida por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo."

 

Afirmar el origen religioso y la autoridad final de los textos bíblicos no supone negar o restarle importancia a la actividad humana,a la cual se debe el prolongado proceso de su redacción y compilación. Precisamente, esa presencia del escritor humano es el factor que incorpora a las Escrituras la extroardinaria riqueza idiomática, estilística, cultural y teológica que las caracteriza.

Siendo que ella es palabra de vida, queda usted responsable de permitir que ella produzca en su corazón una cosecha abundante. (Mt. 13:3-9, 18-23)

LEELA, y seras sabio
CREELA, y serás salvo
OBEDECELA, y seras santo


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